Salir de la cama el 09.15
Cada mañana, antes de salir de la cama trato de visualizar lo que tengo que hacer hasta el punto en que pueda considerarme oficialmente "despierto" (cada minuto que se pasa fuera de la cama sin un objetivo es tiempo de descanso perdido). Hoy, quince de septiembre, me topé con un problema al decidir que ropa ponerme. No se cuanto tiempo pase en la cama, quiza una hora, quiza me dormí y volví a despertar sin respuesta a mi pregunta: ¿qué chingaos voy a ponerme?
Inevitablemente e inspirado por el sopor de la modorra de las 9.00 hrs. por mi mente desfilaron cual pasarela, los distintos modelos con los que me iba a topar hoy: que el indio asi, que la india asá, que la china poblana, que el guarache y uno que otro mexican cowboy, etc, etc, etc.
De antro el otro día, una amiga me comentaba que al menos ahora, la moda en México iba a concordar con el dogma ochentero tan en vogue últimamente, que realmente no era un retro, sino que México aún vivía sus ochentas por primera vez. Ojalá así fuera. Pero digo si temor: la identidad del mexicano se quedó en los primeros 50 años del silgo XVIII + lo que la Revolución tuvo que dar. Todo intento que ha habido por rescatar la identidad nacional hacia el final del siglo XX y principios de éste ha sido en todo aspecto retrógrada. Ok, exageré, en casi todo aspecto. Social, cultural y políticamente, México es famoso mundialmente por clichés de imagen que antes de ponernos a pensar, nos ofenden. ¿Porqué nos ofenden?, ¿Son falsos?, ¿Cuál es la realidad?. Miro con celos paices que han crecido con su identidad y la viven de manera cotidiana sin necesidad de vestir de suecos, toga, kimono, penacho etc. (aclaro: no describo un solo atuendo, es cada prenda según sea el caso). Ejemplos claros como el de los grabados de Posada por ejemplo, La Khalo, hasta el diseño de Lance Wyman (sin ser 100% mexicano), la música de los Tacvbos (más recientemente, porque antes si era como un viaje en chalupa por Xochimilco) pueden ser claras evoluciones de identidad mexicana.
Me gusta este pais, no lo podría negar, tiene algo. Quizá por eso no puedo dejar de reflexionar al respecto. Quizá es como comentaba con otra amiga ayer, mientras negociaba con ella que me mandara una fotografía de sus quince años, disfrazada de pastel y ella (en el estira y afloja) ofreció satisfacerme mostrandome sus raices comunistas en sus fotos de la infancia. Las raices hacen fuerte a una flor, pero su belleza se mide por lo que sale del suelo. El morbo de querer medir la belleza de una flor por sus raices es demasiado. Sería como querer verle los chones.
Al final, sali de la cama por otros motivos: deje el refri descongelando y el charco crecía en mis sueños mientras me ponía la misma ropa que me puse, no se, el lunes.
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